lunes, 20 de febrero de 2012

Un inicio fugaz.



Tenemos la capacidad de mirar, de ver y de observar cada cosa que nos rodea, cada sentimiento que nos aflige, cada experiencia que nos cambia, cada pensamiento que nos engancha.

Es simple la manera de ver una sola cosa y millones la de significados que le podemos dar a ese caso en cuestión. Y todo dependerá de cómo seamos, de en qué estado de ánimo nos encontremos, de lo que hayamos vivido en nuestra vida, de la manera de sobrevivir que tenemos...

Millones de maneras de ver una sola cosa y sólo dos maneras de actuar; bien o mal.

Muchos son los pensamientos, sentimientos, observaciones y ocurrencias que apreciamos en una sola imagen.
Como cuando vemos una cantidad de letras escritas en una página sin dibujos, un mismo dibujo en miles de páginas arrancadas de la parte de atrás de una agenda de hace tres o cuatro años atrás.

Son cosas que ves cada día, y no te paras a observar que quizá haya algo más que un simple garabato en una hoja, o cuatro palabras mal escritas sin sentido alguno en los márgenes de unas hojas cuadriculadas. No nos paramos a observar lo que buscamos día a día, mes a mes y tanto anhelamos de cuando éramos niños y nos entreteníamos con una caja de cartón.

Siempre diciendo que queremos escapar del estrés, de la rutina, del mogollón de gente, de los empujones en la calle mientras caminas en dirección a clase, de las ancianas que se intentan colar en la cola del supermercado. Siempre diciendo cosas que sólo quedan en el aire, sin que nadie las escuche, sin que nadie las aprecie.

¿Por qué esa manía de querer cambiar todo lo que tenemos por algo nuevo?¿Por qué esa obsesión por ser el más millonario y el más rico, o el más  listo y atractivo?
¿Es tan difícil apreciar que sin todo esto, no sabríamos vivir?

Necesitamos ese estrés para poder seguir llevando al límite nuestro cuerpo, necesitamos esos empujones para poder llevar al límite nuestra paciencia y necesitamos a esas ancianas para poder observar cómo después de una larga vida de lucha, siguen luchando por llegar pronto a casa a seguir haciendo sus labores. Necesitamos eso tanto como lo aborrecemos. 

Por eso creo, que hay que aprender a ser un poco más paciente y observar a tu alrededor, mirar y plantearte si lo que estás haciendo producirá algún beneficio en un futuro próximo. Observar y aprender de las cosas más banales y microscópicas de la vida que nos rodea. Aprender a observar que también nosotros podemos cambiar lo que queramos, cuándo queramos y cómo queramos, como de pequeños cambiábamos los cuatro cromos por esa mega-canica gigantesca.

Quizá haya que olvidarse de vivir durante un infinito instante, para poder observar que hay más cosas alrededor tuyo con un nombre:

-MUNDO-

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